Ella se despertó con una sensación extraña, tenía la idea de que no había dormido del todo bien pero no sabía con certeza que le había sucedido o que le había incomodado su siempre tan tranquilo sueño. Solía dormir unas diez horas de corrido y despertarse siempre con las ganas de quedarse un ratillo más, pero esa mañana era diferente, no sabía porque pero era diferente. Apenas podía tomar conciencia de la hora que sería y de cuales eran sus planes para ese día. Normalmente no era una mujer organizada ni muy planificada pero su desconcierto de esa mañana le hizo darse cuenta que sus días estaban regidos por una especie de rutina que seguía sin darse cuenta, casi por inercia, casi espontáneamente. Pero esa mañana era diferente, no lograba darse cuenta de que era lo que quería hacer ni bien se elevará de ese colchón que le seguía abrazando como invitándole a no moverse y quedarse un par de horas más.
(CONTINUARÁ)
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