Parece que la sensación que teníamos cuando eramos pequeños de que no llegábamos a los sitios para poder coger las cosas.... la seguimos teniendo de adultos. Antes podíamos chillar y alguien podría venir a nuestro auxilio y hacernos de brazo largo que acercaba el objeto deseado, pero como buenos niños antes de chillar nos esforzábamos una y otra vez en tratar de conseguirlo por nosotros mismos, luego casi por cansancio y dándonos cuenta que no era posible: chillávamos.
Creo que muchas veces ahora de adulto, lo hacemos al revés, nos ponemos a chillar frustrados antes de intentarlo una y otra vez por nuestros propios medios. Inclusive olvidamos que ya no somos niños.