Si miras a tu alrededor observaras que todas las cosas que te rodean, exceptuando las naturales, han sido creadas a partir de un pensamiento, a partir de una idea. Si bien han sido un proceso de elaboración, alguien tuvo que haberlo pensado primero, imaginado primero.
Un paraguas, un molino, el bañador, las gafas, la electricidad, el grifo, la acera, el semáforo, el papel, la rueda, la bombilla, la piscina, el coche, el cepillo de dientes, la mecedora, la hamaca paraguaya, los tallarines, la pizza, los aviones, las naves espaciales, los cines, las butacas, la moquete, la guitarra y el piano, la falda y los tacones altos, el chándal, los libros, el ventilador, un cuadro, una artesanía, un escultura, un sobre.
Todo absolutamente todo fue el producto de un pensamiento. Primero alguien tuvo que imaginárselo para luego ir elaborando. Los grandes descubrimientos e ideas han surgido fundamentalmente de un pensamiento más que de una experimentación. La gran mayoría de los inventores se preocupan más de saber “que es” lo que van a inventar en vez de “cómo” lo van a inventar. Eso vendrá después.
Porque el ser humano es extraordinario, la capacidad creativa es permanente, constante y no se detiene. Aun cuando no estamos creando nada estamos creando la nada. Nuestras vidas se armonizan cuando más creativas se tornan. No tenemos porque ser todos pintores, músicos y escultores. La creación no está ligada estrictamente a los aspectos artísticos, podemos imaginar y pensar cosas diferentes para todos los aspectos de nuestras vidas. Podemos ir imaginándonos y creando nuestra propia existencia. Eso es lo adrenalinico, eso es lo fantástico, eso es tal vez lo que nos diferencia de otros seres vivos.
Y la pregunta es porque no lo usamos correctamente esta capacidad de pensar e imaginarnos nuestras mejores experiencias. Porque pensamos que esto es solo para unos pocos. Porque si acepto imaginarme escenarios y situaciones desfavorables para mi vida y a esto le llamo “tener los pies sobre la tierra” o “ser previsor” o “así es la vida” o “esto es lo que hay”.
¿Por qué?
¿Por pereza tal vez?, ¿Por indiferencia a mi propio bienestar?, ¿por falta de cariño a mi mismo?, ¿por estar algo dormido en estos tiempos en los que es necesario más que nunca estar despierto?, ¿porque sí?
Debemos de una vez por todas tomar el pincel y comenzar a pintar nuestro propio cuadro, el de nuestra propia vida, y dejar de ir a ver las exposiciones de los cuadros de la vida de los demás que si saben como pintar su propia historia.
Pongamos nuestros propios colores, nuestras imaginativas siluetas, agreguemos algo de música y luces y tendremos nuestra propia creación. No importa que tan interesante sea con respecto a la de los demás, importa que sea tuya y tenga que ver contigo y con lo que quieres ser.
Nada está escrito, lo vamos haciendo nosotros cada día, a través de nuestro pensamiento y a través de cómo nos vemos aquí hoy y mañana.
Pensando… es así como creamos, no hay otro camino. Dice que tenemos 60.000 pensamientos al día. Por supuesto que no los podemos controlar pero si tenemos los sentimientos que permitirán darnos cuenta con cuántos de esos pensamientos yo me siento bien. Y con esos me deberé de quedar, son los que me moverán y guiaran y a través de los que creare los momentos y la vida que quiero vivir y las cosas que quiero tener.
Como en las calles, pongamos un cartel sobre nuestra cabeza que diga: "Atención gente trabajando, gente pensando en una vida mejor".
Pensamiento, creación, hechos alegres y positivos. Que nos valla bien en esto y que seamos buenos artistas y creadores de nuestros propios días.
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